A medida que el cannabis se hace más popular y se generaliza su legalización para los mayores de 21 años, surgen datos preocupantes sobre sus efectos, especialmente entre los jóvenes de 11 a 21 años. La primera exposición al cannabis suele ocurrir en la adolescencia (11-13 años) y la juventud (14-21 años), por lo que los esfuerzos de prevención son fundamentales hasta los 25 años. La comunicación clara sobre los riesgos del consumo de cannabis se complica por la falta de pruebas, especialmente en el caso de los productos de alta concentración. Los jóvenes necesitan comprender que sus cerebros aún están en desarrollo hasta alrededor de los 25 años, y que el consumo de cannabis puede dañar funciones críticas como la toma de decisiones y la coordinación. Esta información ayuda a padres, compañeros y jóvenes a comprender los riesgos para la salud física, mental y cognitiva del consumo de cannabis.
El consumo de cannabis entre los jóvenes de 11 a 14 años es motivo de gran preocupación debido a sus efectos adversos sobre el desarrollo físico, mental y cognitivo, especialmente con productos de alta concentración. La prevalencia varía según el lugar y está influida por las políticas locales, la disponibilidad y las actitudes culturales. Se desaconseja el consumo temprano de cannabis debido a sus consecuencias negativas para la salud. Las leyes sobre el consumo de cannabis difieren de un estado a otro, por lo que es importante seguir las regulaciones locales. Los esfuerzos de prevención incluyen la educación, los programas comunitarios y la participación de los padres, lo que convierte en una prioridad de salud pública la reducción del consumo de cannabis entre los jóvenes.
Las actitudes sobre el riesgo de consumir una sustancia pueden influir en su consumo real. Los jóvenes consideran el cannabis menos arriesgado que otras drogas, incluidos el alcohol y el tabaco. En la última década, el riesgo percibido por el consumo de cannabis ha disminuido debido a la legalización, pero el consumo entre los jóvenes se ha mantenido estable. Educar a los jóvenes sobre los riesgos del cannabis es esencial para mantener las tasas de consumo estables o reducirlas a medida que se extiende la legalización en los Estados Unidos.
